¿Qué debemos saber sobre los niñxs peatones?

2020-08-17

El mundo exterior para un deambulador que comienza de a poco a ganar autonomía y dar sus primeros pasos es todo un nuevo universo; un mundo nuevo por descubrir y explorar. Algunos desde pequeños se muestran atentos y alertas a los sonidos propios de “la calle” otros son más dispersos y pareciera como que “no miden el riesgo”. Lo cierto es que más allá de cuán atento parezca un niñxs en relación a su entorno, cuando transitamos por espacios públicos –independientemente de la cantidad de tránsito que veamos- los adultos tenemos que ser sumamente responsables e ir marcándole a los más peques el camino, los peligros y las normas ¡cuánto antes mejor!

Generar pautas de “auto-cuidado”, lo mismo que estamos haciendo hoy con el coronavirus, es parte de construir en ellxs el sentido de auto-protección, y es algo que van a comprender no sólo con lo que los adultos le decimo, sino con lo que les transmitimos, lo que ven, lo que hacemos, si nos mostramos respetuosos del otro, de las normas, de la prioridad de paso al movernos, ellxs simplemente IMITARÁN.

Y no se trata de una capacidad, sino de una habilidad con la que nacen. Pero ¡guarda! Que los niñxs aprenden de la conducta de los adultos, pero no solo toman y seleccionan cuidadosamente los buenos ejemplos. Toman todo, porque EL ADULTO, es el referente, el modelo.

Es importante que tengamos en cuenta que los niños pequeños tienen una capacidad limitada para evaluar los riesgos. Por lo tanto, los padres y adultos cuidadores deben desempeñar un papel importante para ayudarlos a entender lo que ocurre a su alrededor.

“Las defunciones y los traumatismos por accidentes de tránsito son sumamente prevenibles”, plantea la OMS y advierte que la problemática de la siniestralidad vial tiene características de pandemia, por la cantidad de víctimas que genera año tras año.

Por eso desde @MamaSeguras te damos algunas pautas para “entrenar” la “AUTO-PROTECCIÓN” desde la infancia:

  • ACOMPAÑAR. Los niños, por su estatura, es muy probable que pasen desapercibidos por muchos conductores, pues, debido a los puntos ciegos que tienen los vehículos, es fácil no verlos. Dar la mano es guiarlos, darles protección, mostrarles un límite. Comenzar a soltar será parte de un proceso de crecimiento y desarrollo de cada niñx. Entenderá que “ir suelto” es ganar responsabilidad.
  • ANTICIPAR. Al tener piernas más cortas, los pasos a dar para cruzar, son más cortos que los de un adulto. Hacé movimientos seguros, mostrale por dónde vienen los vehículos, quién tiene prioridad de paso, cuando es seguro y cuando no lo es cruzar.
  • REGISTRAR. La percepción de velocidad y distancia es distinta en un niño que en un adulto. Toda la información que puedas sumar le va a permitir entender dónde está y cómo debe protegerse de distintas situaciones posibles. Por ejemplo, advertir que desde un garaje pueden entrar o salir vehículos, indicarle que debe detenerse siempre antes de pasar.
  • ATENCIÓN. Es más común que estén distraídos con juegos u otros niños. Además, son temerarios, creativos y tienen poca noción de qué es un verdadero riesgo y que no. Si cumplimos los pasos anteriores vamos a lograr progresivamente que en la calle pongan mayor atención y diferencien los distintos tipos de espacios y sus limitaciones.

Es importante que eduquemos a nuestros hijos sobre los peligros propios del entorno vial en el que comenzarán a circular sin la supervisión de un adulto en algún momento.

Cuando transitamos por la vía pública ponemos en juego nuestra conducta, pero a la vez, todo dependerá de cómo actúe el resto de las personas. En este punto, la percepción es clave, funciona como un tercer ojo, una alerta que debemos llevar encendida sobre todo en estos primeros traslados.

La mayoría de los siniestros suceden en cuestión de segundos, en esos momentos el cuerpo reacciona por impulso; el tiempo que tardamos en pensar qué hacer puede resultar determinante para salir ileso de una situación, por eso sepamos todos que el impulso se entrena ¿cómo?, con información: cuanta más información tengamos sobre cierta probabilidad, mejor reaccionaremos ante un imprevisto.

Eso significa que cuantas más situaciones posibles le planteamos a los chicos y más escenarios analicemos en conjunto, se generará en ellos más capacidad de respuesta.

Por ejemplo: venís caminando por la vereda, vas a cruzar una calle sin semáforos con vehículos estacionados en ambos laterales; un colectivo frena y me da paso. ¿Cruzo? Sí, pero no sin antes asegurarme que detrás del colectivo no viene una moto o bicicleta. “Hay situaciones que los adultos ya tenemos incorporadas pero los chicos deben aprehenderlas paulatinamente; es mejor que tarden dos segundos más y no que corran y se expongan a un riesgo”, agrega Dell´olio.

#todossomospeatones